sábado, 29 de septiembre de 2012

PRACTICA CIENCIA


La paciencia es la madre de la ciencia. Todo conocimiento surge de la experimentación y de la observación. La consciencia testigo dirime buscando extraer las leyes del Cielo y de la Tierra. Para eso hace predicciones y luego las compara con lo que realmente sucede. Y así sucesivamente en un proceso sin fin de perfeccionamiento.

Tanto los místicos como los científicos, con sus propios cuerpos y sus vidas o con sus montajes experimentales, se entregan a un proceso infinito de contraposición entre la tesis y la antítesis, para dar lugar a la síntesis, el Hijo, principio evolutivo.

La Ciencia de la Analogía debe proceder igual, para expresar la síntesis entre la Ciencia y el Yoga.

Pero está claro que esa síntesis requiere de cierta tensión, contraposición, entre las posiciones de los cuerpos de conocimiento cuya esencia vemos susceptible de poder fundir.

Y es que a pesar de todo, la Ciencia, hoy en día eminente teórica, ha surgido de la práctica sin ninguna duda. Y el Yoga, eminentemente práctico, ha tenido que surgir del vacío de la abstracción.

Si queremos relacionar a ambos, es obvio que tenemos que conocer a ambos. Por ello es que ahora este blog quedará como el recipiente en el que recolectar la síntesis y la analogía.

Los puntos claves del conocimiento científico a que iremos haciendo alusión quedarán expuestos en el magnífico blog de Eduardo Martín Cuadrado, quien se ha brindado a colaborar con este proyecto con PRACTICA CIENCIA: practicaciencia.blogspot.com.

miércoles, 18 de julio de 2012

LOS DOS DISCÍPULOS



Esta es la historia de un Maestro y dos discípulos. Qué digo dos, si eran muchos más. Al discípulo que buscaba el poder, le dio el éxito, pero lo dejo en la ignorancia. Al que buscaba la verdad, le dio el conocimiento, pero le cortó las alas. ¿Qué es lo que anhela la mente inconsciente? ¿Qué es lo que ansía la mente consciente? ¿De qué sirve el conocimiento si no es correctamente aplicado? ¿De qué sirve el poder si alimenta el engaño?


lunes, 16 de julio de 2012

LEVITACIÓN

El Yoga y la Ciencia, dos caminos diferentes hacia lo mismo, las dos caras de una misma moneda, las Leyes de la Vida y de la Muerte, las leyes del Universo. Mientras la Ciencia pone sus hallazgos al alcance de todo el mundo sin preocuparse por el uso que se pueda hacer de ellos, las tradiciones más ancestrales del Yoga cuidan con esmero la elección de aquéllos sobre los que depositar sus conocimientos. Uno de esos conocimientos secretos son los que capacitan al Adepto para conseguir levitar. Envuelto en un halo de misterio, duda y curiosidad, el poder de levitar desafía la razón humana al no concebir que algo o alguien pueda desobedecer la ley de la gravedad. Pero a fin de cuentas, ¿qué es levitar?

Si cambiamos un poco el enfoque podemos darnos cuenta que en el ser humano, el alimento y por ende, la energía que extraemos del mismo sigue, por así decirlo, un camino descendente y luego otro ascendente. El bolo alimenticio baja por el aparato digestivo y "es procesado" para extraer de él los nutrientes y los aminoácidos que necesitamos para mantener el cuerpo vivo. Lo que no se aprovecha es eliminado por el ano. Pero nuestro cuerpo está preparado para luego elevar la energía que obtenemos hacia el cerebro y eso es algo que sucede contra la fuerza de la gravedad.

Sin entrar a valorar la capacidad de ciertos Yoguis de levitar o no, me parece interesante reflexionar sobre la fuerza de la levedad, el poder desarrollar y expandir nuestras energías internas hacia el corazón y hacia el cerebro con igual o más intensidad que las que descienden para acompañar el proceso de degradación del alimento.

También hay que decir que algunos maestros hacen ostentación de los siddhis o poderes que poseen, como al caso podría ser la levitación, pero el buscador sincero no debe sino anhelar encontrar el conocimiento de la Verdad sin dejarse embaucar por quien hace un uso interesado de sus facultades, premiando a aquél que le ríe las gracias, sigue el camino fácil y le alegra la existencia, sin tener en consideración la lucha y las circunstancias de cada uno, a menudo justificando su pragmático modo de proceder con argumentos de otras vidas que luego nunca llegan a demostrar. Así vencen, pero no convencen. A fin de cuentas, el mago negro, aunque se vista de seda, mago negro se queda. En tal tesitura, mientras el maestro levita, el discípulo le evita, pues el fin no justifica los medios.

lunes, 11 de junio de 2012

LOS CHAKRAS Y LAS FUERZAS DE LA NATURALEZA

La milenaria ciencia del Yoga describe el funcionamiento del cuerpo humano en base a una comprensión holística del mismo que se despliega a través de los siete chakras principales distribuídos a lo largo de la columna vertebral. Este post es una de las piedras angulares sobre las que se va a ir contruyendo este proyecto y fijará la correspondencia entre estos centros energéticos y las fuerzas de la Naturaleza concebidas según la ciencia moderna en una analogía sin precedentes. Esta analogía nos permitirá desarrollar un nuevo enfoque del Ser y del Cosmos en los diferentes planos de manifestación de la Realidad que nos irá guiando hacia reveladoras coincidencias entre estos dos campos de conocimiento que hasta no hace mucho se daban por antagónicos.


El primer chakra, de nombre Muladhara, se localiza en la base de la columna vertebral y  nos enraiza con la Tierra a través de la piernas. Enlaza con la fuerza de la gravedad por la que los objetos caen por su propio peso. A nivel interno tiene que ver con la fuerza física, la capacidad de lucha y el trabajo que nos permite satisfacer nuestra supervivencia. Este centro se relaciona con los cuerpos sólidos. Cuando está bien establecido sienta las bases sobre las que dirigirnos hacia planos más elevados de desarrollo personal.

El segundo chakra, Swadisthana, ubicado a la altura del pubis en la columna vertebral, enlaza con nuestro mundo emocional. Las pasiones de la sexualidad y la emotividad buscan fluir como el agua para encontrar su cauce en un flujo y un reflujo sin principio ni final. La Vida surge de la tensión entre los pares de opuestos. Al haber polaridad puede haber atracción y repulsión. La esencia de este chakra es pues el de la fuerza eléctrica. Este centro enlaza con los cuerpos líquidos en general y todos los fluídos de nuestro organismo en particular.


El tercer chakra, Manipura, se localiza en el plexo solar y se relaciona con nuestra fuerza de voluntad. A nivel interno gestiona el complejo proceso de la digestión por el que obtenemos los nutrientes y la energía del alimento, por lo que en esencia lo relacionamos con las leyes del calor y la termodinámica. La cantidad de energía que obtengamos del alimento así como la calidad de la misma repercutirán en todo nuestro Ser. La energía del fuego requiere un gran esfuerzo para ser dominada, pero al hacerlo podemos escapar de las dinámicas caóticas en las que nos envuelven, coger las riendas de nuestras vidas para dirigirlas hacia el fin que nos está reservado para obtener nuestra Realización habiendo desarrollado el suficiente Poder que nos permita alcanzar la meta.

El cuarto chakra, Anahata, se encuentra a la altura del corazón. Cuando se alcanza a desplegar este centro psíquico-físico, uno siente que en su vida se ha establecido un importante equilibrio; las luchas y batallas han pasado y te encuentras en un periodo de paz. Cuando la persona es de moral intachable surge el propósito de buscar la belleza y servir a los demás. Comprendes que tú no puedes ser más feliz si no lo es también tu entorno y te entregas a ello en la medida que lo permita tu radio de influencia y aquello que hayas aprendido. Con las ideas claras debes buscar un proyecto a medida y que consiga poner tus mejores cualidades al servicio de algo que sea de utilidad. Ese proyecto dará su fruto si consigues mantenerte firme y constante en él. Para ello tendrás que polarizarte para que toda tu fuerza mental se dirija sin dubitación en esa misma dirección como la hace un imán con sus lineas del fuerza, dotando a tu personalidad de ese magnetismo que contagiará y atraerá a todo aquel que tenga afinidad por el campo que lo genera. La fuerza que encuentra su analogía en este centro es así la fuerza magnética; su elemento es el aire donde ese Fruto espera a madurar.


Los llamados chakras superiores entrañan formas de energía tanto más poderosas cuanto más sutiles son. En el plexo laríngeo, situado a la altura de la garganta, ubicamos el quinto chakra, Vishuda. Clásicamente relacionado con la capacidad de comunicación por medio de su elemento, el sonido, encontramos su correspondencia a nivel cuántico con la fuerza de interección nuclear débil, por la que unas partículas se pueden transformar otras. Que empiece a sonar la música, que empiecen a cantarse los mantras, que empiece la danza de Shiva, que por ahí acude Shakti, su amada. Se confabulan la armonía y la creatividad para que surja la magia.

En el punto del entrecejo se encuentra el conocido Tercer Ojo, sexto chakra, Ajna. Clásicamente relacionado con la imaginación y el discernimiento, su elemento es la luz con la que se ilumina la mente cuando todas la nieblas de la confusión, los prejuicios, la superstición y la ignorancia se disipan. Pero a nivel cuántico lo ponemos en correspondencia con la fuerza de interacción nuclear fuerte, por la que los nucleos de los átomos se mantienen unidos por una fuerza oculta hasta hace muy poco y por unas partículas que no se manifiestan individualmente, sino solamente en determinadas agrupaciones que dan sentido a la totalidad y cuya existencia no ha podido ser detectada hasta alcanzar escalas de muy altas energías.


Tanto los físicos de partículas contemporáneos como místicos y yoguis de todos los tiempos parecen tener ahora un mismo fin: la Gran Unificación. Santos e iluminados han dejado testimonio de la experiencia que supone la apertura del séptimo chakra, en la coronilla, al desplegar el loto de mil pétalos, siendo embargados por sensaciones de plenitud y fusión con la Totalidad que se hacen difíciles de expresar con palabras. También la ciencia actual busca ese punto de convergencia del que todo emerge; a nivel energético buscando la escala de energías en la que todas las fuerzas surgirían de una única; en la plano espacio-temporal con la teoría de Big-Bang que explica el origen del Universo. Tanto en un caso como en el otro parece que la clave pasa por resolver el enigma que consigue fundir el espírítu con a materia, ir del uno al otro y viceversa. "From the One to the many, from the many to the One..."


domingo, 3 de junio de 2012

ENERGIZANDO LA CONSCIENCIA BRAHMA SE HIZO MASA


La Física contemporánea a llegado a desarrollar un marco teórico en el que se pueden "sintetizar" todas las propiedades para tres de los cuatro tipos de interacción o fuerzas descubiertas: el Modelo Estándar de las partículas fundamentales. Este modelo es capaz de describir las interacciones debidas a la fuerza electromagnética y las de la interacción nuclear débil y fuerte partiendo de la base de un grupo de partículas que en sí se considera que son elementales, es decir, que no tienen subestructura ni están compuestas por otras, como son los quarks o el electrón, entre otras. Estas partículas se agrupan en una especie de tabla parecida a la tabla periódica de los elementos químicos y tiene asociada una expresión matemática que se basa en la Teoría Cuántica de Campos y una serie de parámetros obtenidos de diversas medidas, siendo capaz de predecir los resultados que se obtienen experimentalmente con extraordinaria precisión.

Sin embargo hemos puesto lo de sintetizar entre comillas ya que la teoría subyacente, la Teoría Cuántica de Campos, es tan abstracta, que una concepción descriptiva de la misma o su divulgación se hace muy difícil, para no solamente el neófito. De hecho, la expresión matemática que aglutina todo el cuerpo del Modelo Estándar según la Teoría Cuántica de Campos, no es muy compacta que digamos.

Las principales carencias de este esquema son dos: es incapaz de incorporar satistactoriamente la fuerza gravitatoria y solamente puede dar una explicación coherente a los fenómonos observados si se asume que las partículas que lo componen no tienen masa.

Pero los diferentes experimentos que se ha realizado en los aceleradores de partículas, no sólo han podido demostrar que la mayoría de estas partículas tienen masa (no la tienen los fotones y hasta hace poco se pensaba que no la tenían tampoco los gluones o los neutrinos), sino que se han podido "medir" sus masas en un rango de precisión considerable.

Lo primero que ha sorprendido es que el valor de la masa de las diferentes partículas que integran el Modelo Estándar no parece responder a ninguna relación. Todos los intentos teóricos o empíricos de cuadrar los valores de las masas en una fórmula o serie matemática han fracasado. Esto es algo parecido a lo que sucedía a principios del siglo XX con las líneas espectrales de los elementos químicos, las cuáles no parecían seguir ningún patrón ni mucho menos poderse explicar en base a una teoría compacta. Pero en poco más de 30 años la Física Cuántica consiguió describirlas con exactitud.

A dia de hoy existe una teoría no verificada experimentalmente y que cuenta tanto con partidarios como detractores que resuelve el problema de la masa basándose en un nuevo campo o fuerza fundamental que se conoce como campo de Higgs. Las partículas obtienen su masa por un proceso que se conoce como el mecanismo de Higgs y cuya comprensión está muy relacionada con la expresión matemática o lagrangiano del Modelo Estándar lo que lo hace técnicamente difícil explicar. Pero en lo más fundamental podemos decir que este mecanismo vuelve a poner en tela de juicio un concepto con el que científicos, filósofos y místicos se han debatido a lo largo de la Historia: el vacío. Según esta teoría el vacío estaría en realidad lleno de un campo, el campo de Higgs, el cuál debería tener asociado, al menos, una partícula virtual, el bosón de Higgs. Este campo sería constante y lo ocuparía todo, pero al carecer de carga eléctrica, carga de sabor y carga de color, no interactuaría con ninguna de las demás partículas a través de las interacciones electromagnéticas o nucleares, con lo que no sería detectable. Esto podría dar explicación de gran parte de la materia oscura del Universo.

Uno de los objetivos principales de los físicos de partículas actuales es poder generar en un experimento tal cantidad de energía que sea posible crear, aunque sólo sea en una fracción muy pequeña de segundo, la partícula real de Higgs, cuya presencia se podría deducir por sus productos de desintegración y las propiedadades de éstos.

Esta búsqueda es la que ha justificado la creación del último megaexperimento del CERN: el LHC (Large Hadron Collider). Con un presupuesto sin precedentes,  el anillo acerelador de 27 Km de circumferencia y sus cuatro detectores, instalados a 100 metros bajo tierra, cual torres de Babel subterráneas de la ciencia moderna, dan trabajo a miles de físicos e ingenieros de todo el mundo en unas condiciones económicas exquisitas, por lo que algunos dan por llamar al bosón de Higgs como la "partícula de oro", en contraposicón con aquellos que la bautizaron como "la partícula de Dios", al pretender que su hallazgo podría propiciar la consecución de una teoría cerrada que conseguiría explicarlo todo. Que pronto se ha olvidado gran parte de la comunidad científica de la palabras de Laplace en el siglo XIX en las que también alardeaba de  que si le dieran la posición y el momento de todas las partículas del Universo sería capaz de predecir con exactitud cualquier instante pasado o futuro. El posterior principio de incertidumbre de Heisenberg de la Física Cuántica o las teorías del caos darían al traste con semejante fanfarronería.

Para poder asegurar el descubrimiento de una nueva partícula, como sería el caso del bosón de Higgs, hay que acumular suficiente estadística. Esto se basa en que la probabilidad de que en una de las millones de colisiones de protones que tienen lugar en el LHC se produzca un bosón de Higgs es muy baja, pero no nula, según el modelo teórico. Y en que no es suficiente un evento para que sea concluyente el hallazgo, ya que la generación de otras partículas fundamenteles podría dar lugar a trazas parecidas. En base a eso el CERN hizo la estimación el año pasado de que se dispondría de suficiente estadística para decir si se ha descubierto esta partícula para diciembre de 2012.

Por último y para contrastar, en lugar de mirar al futuro, echaremos la vista unos cuantos miles de años hacia atrás para ver lo que ha quedado escrito en las Upanishads para explicar el origen de la masa y la materia. En fin, el tiempo al Tiempo.

"Energizando la conciencia, Brahma se hizo masa; así nació la materia Y de esta materia la Vida, la Mente y los mundos."
Mundaka Upanishad 1.1.8




domingo, 20 de mayo de 2012

FUERZA NUCLEAR FUERTE, QUARKS Y EL ORIGEN DEL UNIVERSO

En la década de los años 30 del siglo XX la Física daba cuenta de la existencia de 3 partículas elementales: el electrón, el protón y el neutrón, y la Mecánica Cuántica ofrecía un modelo teórico sorprendente pero contrastado para explicar la estructura de la materia basada fundamentalemente en la interacción electromagnética, el principio de correspondencia entre onda y corpúsculo y los postulados de cuantización de la energía. Aunque el modelo existente era corraborado por el resultado de precisos experimentos, quedaba una gran pregunta por responder. ¿Por qué los protones y neutrones del núcleo atómico se mantienen unidos? ¿Por qué no se repelen los protones?

Para dar explicación al espectro contínuo de los electrones emitidos en la desintegración beta, Fermi postura la existencia del neutrino. Con el desarrollo de la tecnología se construyen los primeros aceleradores de partículas en los que se hacen colisionar bajo condiciones controladas partículas fundamentales y se observan las propiedades de las partículas resultantes: su masa se deduce de la energía liberada, su carga eléctrica se obtiene de la curvatura de su órbita al someterlas a un campo magnético,... En 1947, se descubre un triplete nuevo de partículas: el pión, el cuál puede presentar tres estados diferentes.

Los avances tecnológicos permitieron aumentar progresivamente el rango de energías con las que se producían las colisiones en los aceleradores de partículas y eso fue llevando al descubrimiento de más y más partículas. En la década de 1960 se habían descubierto así más de 100 nuevas partículas, a las que se denominaron hadrones (todas ellas se vería más adelante que estaban relacionadas con un mismo tipo nuevo de interacción: la interacción fuerte o hard interaction). A la técnica experimental para su detección se la denominó espectroscopía de hadrones.

Buscando patrones de similitud entre las propiedades de este nuevo elenco de partículas fundamentes que surgen en poco tiempo como los nuevos dioses del Olympo, los científicos empiezan a agruparlas y clasificarlas. Es ahí donde aparace un joven y brillante físico, Murray Gell-Mann, para poner orden en medio del caos. Gell-Mann, y de forma independiente y simultánea también el también físico Yval Ne'eman, empezó a clasificar a esas partículas en grupos de 1, 8, 10 y 27. De esos grupos, los de 8 eran los más relevantes y a fin de cuantas fueron los que le llevaron a postular la exitencia de los quarks. Gell-Mann denominó a ese método el camino óctuplo (The eightway path) en clara alusión al octuple sendero que conduce a la Iluminación descrito por el budismo (wikipedia).

El carácter polifacético de Gell-Mann, le llevó a desarrollar su conocimiento en ámbitos tan dispares como el estudio de los pingüinos y otras aves, el arte pre-colombino y el arte de América y la India, la protección del medio ambiente, el cambio climático, los recursos energéticos, la historia de las religiones, la lingüística o la cristalografía. Por sus conocimientos de cristalografía y los grupos de simetría, pudo establecer una analogía con los grupos de hadrones y lanzar la tesis de que esos deberían estar constituídos por otras partículas aún más fundamentales a las que denominó quarks (1964). Su modelo lanzaba a la luz la existencia de una nueva partícula compuesta por quarks, a la que se denominó "omega menos", la cuál se detectó ese mismo año en el acelerador de partícular de Brookhaven.

El desarrollo formal de la teoría que explicaba las interacciones entre los quarks se completó en los años 80 y se denominó Cromodinámica Cúantica, o en sus siglas abreviadas en inglés QCD. Según esa teoría los quarks sienten la interacción de un nuevo tipo de fuerza, la fuerza nuclear fuerte. Esa fuerza responde a una propiedad intrínseca de los quarks: la carga de color. La carga de color puede tener tres valores diferentes a los que por analogía con la luz se llamaron rojo, verde y azul. Los quarks se agrupan entre sí de forma que el color total sea siempre "blanco". Tienen dos maneras de hacerlo. Agruparse de tres en tres (bariones), combinando los tres colores básicos de la luz, cómo ocurre por ejemplo en el protón o en el neutrón. Agrupándose un quark y un antiquark (mesones), de manera que los colores se cancelan (rojo y anti-rojo, ...) como ocurre con un pión.

La fuerza de interacción nuclear fuerte es siempre atractiva y su acción es parecida a la de un muelle elástico, aunque su alcance está limitado al interior del núcleo atómico, y se sostiene por el intercambio de unas partículas llamadas gluones. Así, a medida que dos quarks se van alejando en el interior de un protón, neutrón o cualquier otro hadrón, su fuerza de atracción va aumentando. Eso hace que siempre se mantengan agrupados y que resulte imposible observar un quark libre. Si excepcionalmente dos quarks se separan al punto que puedan separarse, la energía liberada de su interacción es siempre capaz de crear un nuevo par de partículas quark-antiquak que se asociaran con la anteriores para formar nuevos hadrones.

Cuando Gell-Mann postuló la existencia de los quarks, del análisis de los más de 100 hadrones observados se pudo inducir que debían existir al menos tres quarks fundamentales, a los que se puso por nombre: u (up), d(down) y s(extrange). A día de hoy se han descubierto tres quarks más (charm, bottom y top) y hay evidencias experimentales para creer que no hay más fuera de esos. 

La Física de partículas ha desarrollada un modelo en el que clasifica todas las partículas elementales existentes según el tipo de fuerza a la que responden, y su carácter constituyente de la materia o portador de la interacción: el Modelo Estándar. Un Universo complejo surge del mundo de las partículas subatómicas, en el que los mezclan procesos reales y virtuales de creación y destrucción de partículas en un dinamismo que se muestra a la vez exacto y ambiguo por la incertidumbre entre tiempo y energía que a esa escala permite violar el principio la conservación de la energía.

Todo un Universo mágico que puede ser reproducido en los más potentes aceleradores de partículas dando lugar a miles de partículas exóticas, la mayoría de las cuáles no pudieron sino existir antes del primer segundo de tiempo tras la gran explosión o Big Bang, pues son altamente inestables, desintegrándose rápidamente en cascada a otras de masa cada vez menor, hasta llegar las únicas estables que conforman los núcleos de los elementos que conocemos: el protón y el neutrón.

Ahora sabemos que los protones y los neutrones se mantienen unidos en el núcleo atómico por el intercambio de piones virtuales que dan lugar a una fuerza residual de la interacción fuerte.

sábado, 28 de abril de 2012

FUERZA NUCLEAR DÉBIL, FUENTE DE LA ENERGÍA SOLAR

Los primeros indicios sobre la existencia de la fuerza nuclear débil surgen de ciertas hipótesis realizadas por el físico italiano Enrico Fermi en el año 1934 en concordancia con las ideas sugeridas por Pauli el año anterior sobre la existencia de una nueva partícula elemental sin carga eléctrica ni masa. Pero resultaron tan enormemente difíciles de aceptar que la prestigiosa revista científica Nature rechazó publicar el trabajo de Fermi al considerar que las ideas que se exponían eran demasiado especulativas y remotas de la realidad.

En aquella época se sabía que existían ciertas sustancias químicas que se podían desintegrar de forma "espontánea", desapareciendo y dando lugar o otras nuevas desde que Becquerel y Pierre y Marie Curie descubrieran la radioactividad natural. Las observaciones realizadas demostraban que esas desintegraciones se podían clasificar en 3 grandes grupos que dieron por llamar alfa, beta y gamma.

En una de la primeras reacciones radioactivas estudiadas el uranio desaparecía para dar lugar a otros dos elementos químicos y liberar una importante cantidad de calor: U(238) > Th(234) + He(4). Observando el espectro energético de los núcleos de helio (denominada radiación alfa) se vió que era discreto; es decir, la velocidad con la que salían despedidos los núcleos de helio podía tener unos pocos valores concretos. Dado que el uranio que se desintegra está en reposo toda la energía de la reacción proviene de su masa merced a la célebre relación de Einstein (E = mc^2). Esa energía "se invierte" en dar masa a la partículas que se crean. Pero al haber todavía un remanente de energía sobrante, ésta se traduce en energía cinématica de la partículas producidas. Como los nucleos de helio son mucho más ligeros que el torio (Th), este último parece prácticamente seguir en resposo mientras se puede medir la velocidad con la que sale la radiación alfa y de ahí obtener la energía cinética. El hecho de que esa energía mostrara valores concretos, a saltos, era lógico, ya que del balance de masas entre el átomo de uranio y los productos de desintegración era constante.

De igual manera otro tipo de radiación, denominada gamma, mostraba un espectro discreto en las partículas producidas.

En cambio, en la desintegración beta, en la que hoy en día sabemos que en esencia un neutrón se desintegra en un protón y un electrón, ese último muestra una espectro continuo. Si tanto el neutrón inicial como el protón están en reposo y todas las partículas tienen una masa constante un espectro contínuo en la energía de la única partícula que sale disparada da a entender que a veces sobre más y otras veces menos energía, cuando la energía de partida es siempre la misma. Es decir, se viola el principio de conservación de la energía. De hecho también se violan los principios de conservación del momento lineal y del momento angular aunque no me extenderé en analizar este respecto.

El hecho es que Fermi formula la existencia de una nueva partícula "invisible", que no puede ser detectada ya que no tiene masa ni carga eléctrica: el neutrino. Y lo hace creando una nueva y sofisticada formulación matemática que sentará las bases de la Teoría Cuántica de Campos. Como esa partícula es invisible la parte de la energía generada en la desintegración beta que se lleva no la vemos y es la que daría cuenta del balance energético total, así como del momento lineal y angular faltante.

No los neutrinos, sino los equivalentes antineutrinos, pudieron ser medidos en 1959 aprovechando las partículas salientes de un reactor nuclear con lo que esa idea quedó confirmada. De la mano de otros experimentos y nuevas ideas todo ello fue evolucionando hasta dar pie formalmente a la teoría de la fuerza de interacción débil. La esencia de esta fuerza, probablemente la más extraña de todas las conocidas hasta ahora,  es que es la única que facilita que unas partículas se puedan convertir en otras. Es decir, ESTA FUERZA CAMBIA TODO LO QUE TOCA. O lo que es lo mismo, TODO LO QUE ELLA TOCA, CAMBIA. Eso sí, eso solamente sucede si dos partículas se acercan entre sí muchísimo, lo suficiente para que ambas puedan sentir el campo de interación de la otra, cuyo alcance es muy corto, el más corto de largo de todas las fuerzas conocidas.

A pesar de que el alcance de este fuerza sea tan corto, puede resultar tremendamente energética, precismente por involucrar la conversión de masa en energía mencionada más arriba. Es decir, es tremendamente improbable que se produzca una reacción nuclear débil, sobretodo si lo consideramos en el medio ambiante en el que vivimos, pero en el caso de producirse se libera mucha energía. De hecho, la energía liberada en una desintegración nuclear beta es del orden de un millón de veces superior a la liberada por una de las reacciones químicas más energéticas que conocemos: la combustión del metano.

Sin embargo, en el interior del Sol, los átomos de hidrógeno se encuentran en un medio de elevadísima densidad por la gran presión que sufren a cuenta de la ingente candidad de masa que soportan, siendo la temperatura elevadísima también. En esas condiciones, en las que inicialmente no había neutrones todavía, las reacción nucleares suceden continuamente, y en ellas  básicamente se fusionan cuatro protones (núcleos de hidrógeno) para crear nucleos de helio. En este proceso dos protones se convierten en dos neutrones, liberándose un electrón positivo (antipartícula del electrón) y un antineutrino. Este y otros procesos nucleares van liberando un gran cantidad de energía que asciende hacia la superfice y es expulsada hacia el exterior a través de las llamaradas o viento solar, lo que hace que gran cantidad de partículas cargadas, además de fotones, lleguen hasta nuestra planeta. Parte de estas partículas cargadas entran a nuestra atmósfera por los polos atraídas por el campo magnético terrestre, afectando al "metabolismo" de la Tierra a través de la incidencia sobre la metereología que tiene la distribucíón de estas partículas en la ionosfera.